Historia
San Gerardo y sus comunidades vecinas, se encuentran en el territorio que los colonizadores del Valle de El General llamaron “Chirripó”, hasta que fue creado el cantón de Pérez Zeledón –el 9 de octubre de1931- y, con él, el distrito Rivas.
La historia ubica a los primeros habitantes de San Gerardo viajando desde la Zona de Los Santos a pie o a caballo, arreando a los animales, si los tenían, y cargando a sus niños a la espalda, acarreando sus humildes pertenencias, en la búsqueda de un lugar dónde labrar la tierra para ganar el sustento.
Se ubicaron primero en los sectores todavía libres y luego en los terrenos que fueron abandonando los cabécares, que prefirieron retirarse hacia los sectores orientales de la cordillera de Talamanca.
Para llegar este sector de lo que hoy es el distrito Rivas, debieron soportar jornadas de cuatro o cinco días, de dormir a veces donde les sorprendiera la noche; experiencias típicas de la colonización épica de los años 30, hasta que en los 40 quedó habilitado el trecho de carretera interamericana entre Cartago y San Isidro de El General.
San Gerardo, como los otros pueblos vecinos, ha sido obra del empeño de gente valerosa, indoblegable y solidaria. Basta verlos trabajando hoy, todos unidos, en el CRC Chirripó, o en las actividades festivas con que recaudan fondos para desarrollar proyectos comunales.
Fue con el aporte de algunos de los pioneros –que donaron parte de sus terrenos- y el esfuerzo colectivo, como se fueron haciendo de espacios para la recreación, la espiritualidad y la cultura. Así construyeron la iglesia, la plaza de deportes, el salón comunal. Estas comunidades ubicadas en el sector norte del distrito de Rivas son modelo, de hecho, por su capacidad de organización y el desarrollo de trabajo comunitario.
San Gerardo, a cuyo lado corren alegres las aguas frescas y absolutamente puras del río Chirripó Pacífico, es una comunidad dedicada al cultivo del café de altura, tomate, otras diversas hortalizas y a la ganadería de leche.
Pero es una comunidad agrícola indisolublemente vinculada al cerro Chirripó, que forma parte de su ser y que, históricamente –desde mucho tiempo antes de que se convirtiera en el emblemático destino turístico del Parque Nacional Chirripó- les ha cedido sus senderos para que vivan mejor.
Desarrollaron una cultura de buena vecindad que hoy se ve reflejada en la concesión de los servicios no esenciales del Parque Nacional, otorgada por el Estado costarricense al CRC Chirripó, por la abnegación de sus miembros, su capacidad para organizarse y trabajar en conjunto y por su vínculo con la naturaleza.